Este fin de semana me he dado cuenta del impresionante poder de la red de sucursales bancarias de nuestro país. Todavía no me explico cómo ha podido pasar sin que yo me enterara pero resulta que varias personas de mi entorno familiar son poseedoras de participaciones preferentes sin ni siquiera saber qué son ni cuáles son sus riesgos. Estoy francamente avergonzado. Como bien dicen en todas las casas cuecen habas… y en la mía a calderadas.
Yo sabía que las entidades estaban lanzando preferentes y colocándolas a saco entre sus clientes pero no me esperaba que me tocase tan de cerca. Las han comprado pensando que era como una imposición a plazo fijo y están asumiendo un riesgo similar al de invertir en bolsa sin saberlo. Lo peor de todo es que una simple búsqueda de la palabra preferentes en Google les habría ahorrado meterse en ese berenjenal.
Imagino que muchos de vosotros ya sabréis de qué va esto pero que no os pase como a mí, avisad a familia y amigos por si acaso.
Vayamos por orden:
¿Qué son las Participaciones Preferentes?
En el glosario de la página web del Banco de España encontramos la siguiente definición:
Participaciones preferentes
También denominadas, cuando las emite una sociedad extranjera, acciones preferentes. Son un instrumento financiero emitido por una sociedad que no otorga derechos políticos al inversor, ofrece una retribución fija (condicionada a la obtención de beneficios) y cuya duración es perpetua, aunque el emisor suele reservarse el derecho a amortizarlas a partir de los cinco años, previa autorización del supervisor (en el caso de las entidades de crédito, el Banco de España).
Son los últimos inversores en cobrar en caso de quiebra de la entidad, sólo antes de los accionistas.
En el pasado eran emitidas por filiales instrumentales radicadas en el extranjero –fundamentalmente centros offshore -, pero desde 2003 está regulada su emisión desde territorio español.
También en la web del Banco de España encontramos esta otra definición (las negritas son suyas):
- Bonos y obligaciones subordinadas. El que posee el valor tiene menos garantías que los acreedores ordinarios de la entidad. Eso supone que, si la entidad se liquida porque no puede pagar sus deudas, los tenedores de bonos y obligaciones subordinadas únicamente cobrarán después de que lo hayan hecho todos los acreedores ordinarios de la entidad (titulares de depósitos a la vista y a plazo, tenedores de pagarés, obligaciones, bonos, etc.), si aún quedan activos suficientes. El riesgo es mayor, y el tipo de interés también debería ser más alto.
- Participaciones preferentes. Son valores aún más subordinados que los subordinados del punto anterior: en caso de liquidación o disolución del emisor, sus poseedores sólo cobrarían después de todos los acreedores ordinarios de la entidad y también después de los tenedores de valores subordinados. Además, en determinados casos de insuficiencia de recursos o pérdidas, las participaciones preferentes serían las primeras sacrificadas. El riesgo, pues, es elevado.
Es posible que usted también haya oído hablar de valores simples y convertibles. Dicha diferenciación hace referencia al modo de pagar al vencimiento del valor. En los primeros el emisor devolverá al vencimiento del valor su importe en dinero. En los convertibles el emisor entregará al tenedor de los valores otros valores, normalmente acciones, en número y la forma convenida en el momento de la emisión.
Cómo podéis ver el mismísimo Banco de España califica a las participaciones preferentes como de riesgo elevado. Esto no es nada grave en si. También lo son las acciones y no por ello dejo de comprarlas o de dormir por la noche. Lo que pasa es que la persona que compra esas participaciones preferentes debe conocer los riesgos que conllevan y debe ser recompensada adecuadamente por asumir esos riesgos y con las colocaciones que se están haciendo actualmente no se da ni lo primero ni lo segundo.
Para que nos entendamos todos, los principales riesgos de las participaciones preferentes son:
1- Si el banco o caja quiebra seguramente perderás tu dinero. En caso de liquidación de la entidad todos los que tienen depósitos, bonos o cualquier otro tipo de deuda tienen preferencia a cobrar. Tu serás prácticamente el último sólo por delante de los accionistas. Además no te cubre ningún fondo de garantía del estado. No ocurre lo mismo con las cuentas corrientes e imposiciones a plazo, que cuentan con una garantía de 100.000 € por parte del Fondo de Garantía de Depósitos, ni los fondos de inversión o planes de pensiones que también están garantizados hasta 100.000 € por el Fondo de Garantía de Inversiones (ojo, no te protege contra las pérdidas del fondo, sólo ante estafas tipo Gescartera).
Aunque hasta aquí pueda sonar muy alarmante la verdad es que no creo que el gobierno deje quebrar a ningún banco o caja, más bien lo/la intervendrá como hizo con la Caja Castilla La Mancha. Este no es pues un riesgo especialmente grave, desde mi punto de vista.
2- Si la entidad no tiene suficientes beneficios para pagar los intereses puede no hacerlo y quedarse tan ancha. Aquí está el meollo de la cuestión. En las sucursales lo venden como una imposición que dá intereses y en realidad es similar a una acción que paga dividendos. Si no hay beneficios puede dejar de repartir y está en su pleno derecho de hacerlo.
3- Son perpetuas, lo que significa que no te va a devolver el dinero que le has dado. Si quieres recuperarlo tendrás que vender la participación preferente a otra persona, pero nadie te asegura el precio. De nuevo es una situación análoga a la de las acciones con la diferencia que este mercado es mucho más ilíquido y puede ser que no encuentres comprador para tus participaciones o que te ofrezcan una miseria por ellas.
A veces te aseguran en la oficina que si quieres venderlas van a encontrarte comprador para ellas y que el precio será el mismo al que compraste. Eso es sólo de palabra y funcionará si todo va bien, pero si la entidad tiene pérdidas y deja de pagar los intereses… ¿quién las va a comprar? Seguirán teniendo cierto valor porque si la entidad no desaparece, en el futuro volverá a tener beneficios y volverá a pagar, pero evidentemente ese valor no será el mismo que tu pagaste, sino inferior.
4- Aunque son perpetuas, la entidad suele reservarse el derecho de cancelarlas al cabo de un cierto tiempo (cinco o diez años por ejemplo). La verdad es que suena inocente pero es la reostia. O sea que tu corres el riesgo, si la entidad tiene problemas te comes el marrón pero si no pasa nada al cabo de un tiempo la entidad puede devolverte el dinero y cancelar el trato, cosa que hará si ve que puede lanzar una nueva emisión que pague menos.
Resumiendo: por mi parte a malas lo pierdo todo, a buenas el tope está en que me paguen los intereses y recupere el dinero. Por la suya pacta unos intereses, que pagará sólo si puede y dentro de 5 años puede renegociar las condiciones aunque lo hará sólo si es a su favor.
Al final, prácticamente todo en esta vida tiene un precio. Los riesgos están ahí, pero si son recompensados adecuadamente puede merecer la pena correrlos y si el interés pagado es elevado puede ser una inversión inteligente (dentro de una cartera diversificada). Lo que pasa es que las sucursales se aprovechan del desconocimiento de sus clientes para enchufarles un producto que paga unos intereses muy por debajo de los del mercado. Aunque a los clientes de la sucursal oír tipos del 6% pueda parecerles música celestial la verdad es que en el mercado «entre profesionales» se está pagando mucho más. ¿Por qué? Porque conllevan un riesgo elevado. Cómo consiguen los profesionales tipos de interés más altos: comprando las participaciones más baratas. Así si pagan 500€ por una participación con valor nominal de 1.000 € los intereses que cobrarán les representarán una rentabilidad del 12% y no del 6%. ¿Y a quién se lo compran a estos precios si las entidades los colocan a precio nominal? ¡¡¡a tí cuando quieras vender!!!
Pues así estamos. El que compra participaciones preferentes se mete, sin comerlo ni beberlo, en un mercado similar al de la bolsa donde además ha comprado al precio que ha querido el que vendía, o sea, caro.
Veamos un ejemplo:
El Banco Santander acaba de cerrar una emisión de preferentes al 5,75% el primer año, 4,75% el segundo y Euribor a 3 meses + 2,2% para los siguientes. Incluso la CNMV ha advertido que su precio en el mercado seria un 10% inferior al nominal pagado por los inversores. Pero por lo que parece se han quedado cortos ya que hay emisiones anteriores similares que cotizan a cerca de la mitad.
En contraposición a esto la acción del Banco Santander (que cotiza mientras escribo esto a 8,45) me da un rendimiento por dividendo del 7,7%. Puede que su precio baje más que el de las participaciones ya que en caso de problemas primero suspenderá el dividendo y después dejará de pagar intereses de las preferentes. Pero también puede subir de manera significativa su cotización, cosa que con las preferentes compradas al 100% de su valor nominal no pasará. Y si no pasa nada grave y puede mantener el dividendo los accionistas habrán cobrado un interés mejor que los poseedores de preferentes.
Ahora que a algunos ya se les habrá metido el miedo en el cuerpo me despido con un par de links muy interesantes para profundizar un poco más en el tema:
Los bancos venden preferentes en sus oficinas un 70% más caras de lo que valen en mercado
Participaciones preferentes explicadas desde cero
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